manuel gandarias

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¿INVERSIONES PUBLICAS SERIAS O CAPRICHOS DE LOS POLÍTICOS CARISMATICOS?

 

¿INVERSIONES PUBLICAS SERIAS O CAPRICHOS DE LOS POLÍTICOS CARISMATICOS?

 

Esta es una entrada bis de la publicada el 11 de enero pasado con el título: “Inversiones públicas descabelladas o serias???” en la que se glosaba un catálogo bastante exhaustivo, pero no completo, sobre “inversiones caprichosas”, por valor de 4.600 millones de euros, a las que podemos ahora añadir otra muestra, tras un primer recuento del nuevo ejecutivo asturiano, que le lleva a convocar nuevas elecciones el mes que viene. Frente a estas interminables listas de “caprichos” realizados por planes E de políticos iluminados de todos los partidos, que han dejado las arcas públicas de ayuntamientos, autonomías y Estado llenas de telarañas. Es indignante que no se compruebe, bajo criterios de viabilidad y retorno económico-social, este tipo de inversiones como, por resumirlas en un solo caso harto significativo, el aeropuerto de Castellón (incluida escultura del ex presidente de la Diputación y “padrino local” Sr. Fabra.)

Frente a estos casos y como inversión ejemplar, situaba, en esa entrada, la propuesta del alcalde conservador de Londres de construir un nuevo aeropuerto, sustitutivo de Heathrow, y el más grande del mundo, en el estuario del Támesis, arrostrando todo tipo de críticas políticas y ecologistas, que es lo que corresponde a los alcaldes valientes y comprometidos con el desarrollo de sus paises, regiones o municipios.

En el caso de Asturias, que nos ocupa, se puede afirmar que se han desperdiciado gran parte de los cientos de millones de euros que el primer gobierno del PP de José María Aznar donó a siete comunidades autónomas que vivían del carbón y donde Asturias salió la más beneficiada. Aquella lluvia de millones se ha traducido en varias autovías, muchos museos y pocas empresas nuevas. Los prejubilados del sector hace tiempo que huyeron hacia climas más cálidos.

Oviedo iba a ser la única ciudad del mundo con dos edificios del arquitecto Santiago Calatrava, pero tras el fracaso de las ‘trillizas’, la capital asturiana se quedó solo con el Palacio de Congresos de Buenavista, el edificio más caro de todo el Principado (350 millones), el que más problemas ha sufrido durante su construcción por su difícil encaje arquitectónico dentro de la ciudad y, sobre todo, por su imposible rentabilidad, convirtiéndolo en uno de los mejores ejemplos de despilfarro de los últimos años.

“No se pueden impulsar proyectos y actuaciones si las arcas autonómicas están vacías”. Bajo esta premisa, Cascos cogió esta primavera la batuta de Asturias y anunció cómo iba a acabar con el despilfarro: reduciría los puestos eventuales de la Administración, los cargos de confianza, los vehículos oficiales, los teléfonos móviles… y la subvención a la Radio Televisión Pública Asturiana. En ocho meses, ha denunciado 211 millones de facturas olvidadas en un cajón y el falseamiento de las cuentas públicas en cientos de millones a través de sociedades instrumentales, como la Junta de Saneamiento.

El puerto de El Musel, soñado por el socialista Areces, lo inauguró el ex ministro de Fomento José Blanco. Los trabajos estuvieron rodeados de una gran polémica, primero por el presunto sobrecoste en el que se incurrió al realizarlos, y segundo sobre la gestión de las obras que provocó paralizaciones de las empresas reclamando por el incumplimiento de las condiciones pactadas. La ampliación del súperpuerto fue en 2005 la obra pública con mayor presupuesto adjudicada de una sola vez en el Principado, y tras incrementar sucesivamente su cuantía, antes de las elecciones municipales, ni el gobierno central ni el autonómico quisieron dar una cifra exacta de lo que costó.

Quince millones para siete proyectos en las Cuencas

El desembolso nada tiene que envidiar el Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA), a cuyo levantamiento se destinaron 296 millones de euros. Otros 44 millones fueron enviados al Centro Cultural Oscar Niemeyer. Puestos a construir, Asturias levantó museos de la minería de montaña, del urogallo, de la trucha, del queso, de la vía Carisa y hasta del movimiento obrero, con cargo a las partidas de reactivación de las comarcas carboneras. Siete grandes proyectos de las Cuencas mineras, en conjunto, “enterraron” 15 millones de euros.

La residencia de estudiantes del campus universitario de Barredo, en Mieres, costó 4,1 millones de euros y se cerró un año después de su inauguración; 720.000 euros que el ayuntamiento de Aller recibió de los fondos mineros se destinaron a un centro educativo cerrado al público y que solo utilizan los alumnos del colegio público.

En Sobrescobio se levantó un centro de recuperación de la fauna del parque natural de Redes, al que se destinó 4,5 millones. De los fondos mineros salieron también los dos millones de euros que costó el Museo de la Lechería y de los euesos de Morcín, y casi un millón para el centro de interpretación lavianés de Coto Musel.

Ejemplar, queridos amigos, muy ejemplar.

Manuel Gandarias Carmona
Presidente de Honor de Live in Spain

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